Óscar Duperly, de estrellado a legatario
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De Bogotá a Tunja, en 1911, el vehículo del hijo menor del fotógrafo Henry Duperly, se salió de la vía y terminó contra un muro de piedra. Él, aprendiz de negociante, quiso incursionar en el transporte con esta ruta que por entonces era un camino de herradura apto solo para corajudos caballos. Como miembro de la tercera generación de la familia que retrató a Colombia desde finales del siglo XIX, Óscar sacó su cámara y dejó constancia del tercer y último viaje de la pionera empresa.
Por D.C.D.
Cuatro años
después, enamorado y sin perder su alma de negociante, Óscar Duperly se radicó
en Medellín poniendo fin a su vida nómada. Vendió insumos fotográficos y hasta estufas
de la marca Toledo; se hizo reportero gráfico en la revista sábado, retrató el
día a día de la ciudad y se casó con María Luisa Cano, una de las siete hijas
de Fidel Cano Gutiérrez, fundador de El Espectador. El matrimonio siguió el
negocio familiar en el taller fotográfico Oduperly, donde eran representantes
de la Eastman Kodak Company.
Ahí, en ese
local ubicado en la Calle Colombia número 237, entre las carreras Junín y Sucre, enseñó a sus clientes a usar las cámaras de
carrete que por entonces empezaron a masificar la fotografía en la ciudad. Gracias
a esas máquinas, y a las clases de Oscar Duperly, muchas familias antioqueñas pudieron
heredar sus recuerdos detenidos en el tiempo, plasmados en un papel, y muchos
de ellos a color, porque Óscar importó desde Rochester (Estados Unidos) las máquinas
que marcaron un antes y un después en la fotografía.
Entre foto
y foto, Óscar Duperly fue miembro de la junta de Empresas Públicas de Medellín,
ciudad de la cual fue el primer director de Tránsito y además Concejal por el partido Liberal. Murió en
Medellín, en 1960, después de 73 años de haber nacido en Jamaica a donde su
abuelo, Adolphe Duperly, llegó desde Francia - en 1861 - a retratar el otro lado
del mundo. Nunca abandonó su pasión por la foto fija, la que heredó de su padre,
el gran Henry Duperly, desde aquellos días en que la sociedad bogotana se retrataba
en la calle 17 No. 79, el lugar donde se instaló el estudio de ‘Fotografía
Inglesa H. L. Duperly & Son’.
Tal vez Óscar
no imaginó que al “estrellar” su negocio de transporte contra un muro de piedra,
en la vía Bogotá-Tunja, le estaba dando continuidad al legado gráfico más
grande que familia alguna le haya heredado a los colombianos.
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